miércoles, 31 de octubre de 2012

Andrómeda.


Alzó la espada en el aire y la dejó caer sobre mi hombro derecho, pensé que hundiría la hoja en mi débil cuerpo, pero por alguna razón no lo hizo. Levanté la cabeza tímidamente, para mi sorpresa, Andrómeda estaba sonriendo. Su mirada se desvió a la manzana que escondía detrás de mí. "¿Crees que mereces la muerte por robarme una manzana?". Un silencio incómodo nos envolvió. "No lo sé, señora" respondí entrecortadamente. "¿No lo sabes? ¿Crees que mereces vivir? ¿Cuántos años tienes, veinte? Deberías de comenzar a comportarte como un hombre y a defender lo que es tuyo, en este caso; tu vida."

Miedos.

Tengo miedo a que anochezca y no poder encontrarte.
Tengo miedo a no encontrarte, porque sabes que la oscuridad me asusta, y sin tu mano no puedo caminar.
Tengo miedo de no poder coger tu mano, ya que no sentiré tu calor y pensaré que estoy sola.
Tengo miedo de estar sola, porque los recuerdos devorarán mi cabeza.
Soy un alma atormentada, que vive bajo la mirada desafiante de sus propios demonios, soy alguien que tiene muchos temores, soy alguien que te necesita.

Ash.

 El egocentrismo hizo acto de presencia y la última página del libro ardió como si todo hubiera sido en vano, el final de aquella historia se hacía cenizas al mismo tiempo que una llama consumía el papel y de las ciento cincuenta páginas brotaba un humo grisáceo. Miraba la escena sin parpadear, la luz del fuego arrancaba miles de destellos de sus húmedos ojos. Su boca se entreabrió para decir algo, pero las palabras se atascaron en su garganta y no emitió ningún sonido.

Daniela.

"Daniela (significado) es una persona muy independiente a la vez de liberal. No le gustan las reglas ni las normas, y prefiere guiarse más por su instinto que de los demás. Es alegre, nada monótona, muy fantástica, le aburre mucho todo aquello que siempre ocurre igual, o que ocurre por alguna obligación. En el terreno laboral no es muy disciplinada y ordenada, llegando a poder tener problemas por este aspecto es su trabajo. En el aspecto amoroso suele ser bastante emotiva con los suyos, a la vez de soñadora y conquistadora."



-¿Ahora resulta que soy la persona más importante de tu vida? Acaba ya y déjame marchar, y si tanto me deseas, mátame para impedir mi partida.
Sus ojos se tornaron fríos, la expresión de su cara se congeló y no varió en ningún momento. Se aferró a las sábanas y me miró con odio. Me incorporé y la miré como si no fuera a verla más, aunque eso fuera lo más probable.
-No, te vas a levantar, te voy a llevar para que observes el paisaje desde la ventana y te diré "Eso no es lo que quiero ver cada mañana, lo que quiero ver es tu rostro despertar a mi lado, con eso me conformo" Pero nada, ahí tienes la puerta si te quieres marchar. Me levantaré cada mañana, miraré hacia la ventana y recordaré el vago tacto de tu mano sobre mi mejilla. Supongo que podré desahogarme cazando o practicando esgrima, o quizá un poco de vino me ayude a olvidarte.
Sabía que ella se iría a pesar de mis palabras, sabía que aquello que acababa de pronunciar no le importaba, sabía que ella no deseaba estar a mi lado. Pero, ¿qué otra salida tenía? Podía echarlo todo a perder, como estaba haciendo, o callarme y sufrir eternamente por aquella muchacha rebelde.

martes, 30 de octubre de 2012

#3


Thomas.

Me tumbé en la arena -que se colaba por mi camiseta y me molestaba, pero la ignoraba- el agua del mar se acercaba peligrosamente a mis pies, pero también lo ignoraba. Cerré los ojos y me concentré en una cosa: mi vida. Mi vida no tenía buen curso desde hace año y medio, cuando Thomas se fue. Desde entonces mi vida no ha sido nada. Mi cabeza albergaba un desorden emocional tan inmenso que podría tumbar al mismísimo Hulk con solo gritar. Era un día de verano, sin embargo había brisa y algo de viento, que hacía que la dichosa arena me azotara en la cara con un extraño sentimiento de vagueza. Tampoco me importaba, seguro que te lo imaginabas. El agua del mar me bañó hasta cintura, el tacto de la ropa mojada pegándose sobre la piel es verdaderamente incómodo, dentro de unos minutos lo sería más. "Maldito niñato" Pensaba cada vez que el nombre Thomas se formaba en mi mente. En verdad él nunca supo nada, pero me reventaba que aún demostrándoselo no lo supiera. Hay que ser... ¡Oh! Un cangrejo se ha dispuesto a hacerme una visita, ¿me querrá picotear o simplemente pasará de lado? Se ha quedado a medio camino. Quizás se haya distraído con algo al igual que yo he hecho con él.

The Eleventh Failure.



#2


Si algo sabía de él es que es como un libro; deja que pase sus páginas sin miedo a que se rompan, deja que aprenda cosas de él, pero a la misma vez esconde mucho en sus párrafos y el problema es que yo no sé leer entre líneas. No sé cuándo bromea ni cuando habla en serio, tampoco sé si da indirectas o simplemente a mí me lo parecen. No, no sé leer entre líneas, tampoco sé leer los labios ni montar en bicicleta. También soy un desastre y no sólo como estudiante, nunca me doy cuenta de las cosas, pero no es por despiste, es por vivir en mi mundo. Hace mucho tiempo que huí del mundo terrenal. Quizás sea el momento de crecer y dejarme de tonterías, abrir los ojos y ver lo que es verdaderamente la vida, aunque ¿qué es? Todo ha sido monótono hasta ahora, me hago mayor y todo sigue siendo del mismo gris que antes, no hay ningún matiz nuevo, ni más claro ni más oscuro. ¿Por qué le doy tantas vueltas? A primera tengo biología y ya me estoy comiendo la cabeza.
En Atocha puedes ver a muchas personas, de diferentes países, edades, de distinto sexo, de distinto físico… Todas van a su rollo, ninguno se preocupa por la vida del otro. Algunos corren porque pierden el tren, otros caminan pacíficamente y el resto está sentado esperando la llegada de su tren. Entre esos últimos me incluía yo, entre los que esperan. La reproducción automática del iPod me comenzaba a marear así que decidí poner manualmente las canciones… “Patience”,  aquella canción me encantaba. El tren llegó. Las puertas se abrieron y miles de personas bajaron hasta dejarlo casi vacío. Subí y me senté al lado del gran ventanal, abrí mi ejemplar de “El retrato de Dorian Gray” y comencé a leer desde la última línea que recordaba.

#1



Me dedicaba a mirarle desde la distancia, quizá duré una semana así. ¿Acercarme? El estómago se me encogía y aunque no hubiese comido no tenía hambre, él eclipsaba cualquier malestar, con sólo mirarle o hablarle ya me sentía bien, sin embargo cuando él no estaba volvía mi pésimo estado anímico.
La última calada cundió bastante, los pulmones se llenaron del humo y al expulsarlo parecía una chimenea. Los demás miraban asombrados. El extraño sabor del tabaco de melocotón mezclado con el vodka se quedó en mis labios.
– ¡Vaya! No sabía que pudieras coger tanto.
Miré desinteresadamente a Ralph, que sujetaba la manguera de la shisha. Todos me observaban sin decir nada.
Me tumbé en la fría hierba y dejé que mi vista se perdiera entre las estrellas del firmamento. Dentro de poco será Navidad, ¿sabes? Creo que mi deseo será que te des cuenta de que yo estoy a tu lado, pero claro, es algo inútil, sólo me vas a ver como una niña al igual que todos los demás. Si algo echo de menos es que alguien me coja de la mano mientras paseamos. ¿Qué he hecho con mi vida hasta ahora? Lo único que sé es que no paro de quejarme y me cansa hasta a mí, necesito nuevas experiencias, experiencias como la de amar, ¿qué es lo que se siente cuando estás enamorado? No estoy segura de haber estado enamorada de mis anteriores parejas, no sé lo que se siente. Cerré los ojos y respiré hondo, el frío me envolvió y yo comencé a desear un abrazo o una taza de café en su defecto.