martes, 30 de octubre de 2012

#1



Me dedicaba a mirarle desde la distancia, quizá duré una semana así. ¿Acercarme? El estómago se me encogía y aunque no hubiese comido no tenía hambre, él eclipsaba cualquier malestar, con sólo mirarle o hablarle ya me sentía bien, sin embargo cuando él no estaba volvía mi pésimo estado anímico.
La última calada cundió bastante, los pulmones se llenaron del humo y al expulsarlo parecía una chimenea. Los demás miraban asombrados. El extraño sabor del tabaco de melocotón mezclado con el vodka se quedó en mis labios.
– ¡Vaya! No sabía que pudieras coger tanto.
Miré desinteresadamente a Ralph, que sujetaba la manguera de la shisha. Todos me observaban sin decir nada.
Me tumbé en la fría hierba y dejé que mi vista se perdiera entre las estrellas del firmamento. Dentro de poco será Navidad, ¿sabes? Creo que mi deseo será que te des cuenta de que yo estoy a tu lado, pero claro, es algo inútil, sólo me vas a ver como una niña al igual que todos los demás. Si algo echo de menos es que alguien me coja de la mano mientras paseamos. ¿Qué he hecho con mi vida hasta ahora? Lo único que sé es que no paro de quejarme y me cansa hasta a mí, necesito nuevas experiencias, experiencias como la de amar, ¿qué es lo que se siente cuando estás enamorado? No estoy segura de haber estado enamorada de mis anteriores parejas, no sé lo que se siente. Cerré los ojos y respiré hondo, el frío me envolvió y yo comencé a desear un abrazo o una taza de café en su defecto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario