Es aquella nana que
me recuerda mi infancia, esa nana que siempre me cantabas. Aquella desolada
mansión en mitad de la nada, apartados del mundo, donde sólo tu hermosa voz me
acompañaba. Padre siempre estaba fuera de casa y apenas le veía, en cambio tú
pasabas día y noche en mi habitación cantándome, y de vez en cuando sacándome a
dar una vuelta por los grandiosos jardines que rodeaban la gran casa. Una casa
vacía de sentimiento donde vivíamos, una casa donde poder esconderte, perderte
y nunca encontrarte. Me prometías el cielo y el mar, un hermoso mundo del cual
poder disfrutar, un mundo donde poder ser libre. Ahora que no estás mi vida ha
cambiado, ahora que vivo fuera de esas paredes que me protegían, mi vida ha
sufrido grandes estragos, soy esclavo de mis sentimientos, soy esclavo de
lo que tú siempre me contaste con tanta calidez. Quizá aún sea ese niño que se
escondía detrás de su madre, quizá sea aún ese niño que miraba a la luna como
si fuera la cosa más bonita que podrá ver en la vida, quizá no estuviera
preparado para este cambio y añore tu voz y tu cariño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario